¿No tienes la sensación de que la vida pasa demasiado rápido?
La neurociencia ha demostrado repetidamente que vivir deprisa y de manera superficial es una fuente de insatisfacción vital.
La vida moderna nos mantiene continuamente en un estado de agitación, sobre estimulados y en constante evolución tecnológica.
Las nuevas tecnologías, que en un principio nos auguraban una vida más fácil y resolutiva han resultado ser un arma de doble filo, ya que nuestros cerebros van cada vez más rápido por esa estimulación constante.
¿Crees realmente que estás disfrutando plenamente de ella?
Te comparto desde mi propia experiencia algunos consejos para reducir la velocidad y vivir tu vida sin perder detalle:
Menos es más: Tenemos la creencia de que hay que hacer todo lo posible para así optimizar nuestro tiempo, y eso precisamente hace que queramos hacer mil cosas a la vez, por lo tanto es imposible concentrarse en lo que realmente es importante. Prioriza tus actividades y deja pasar un tiempo de calidad entre ellas.
Presencia: Trata de vivir desde el cuerpo, observa tu respiración, conecta con tus sensaciones corporales a través de tu sentidos. Lleva la atención a lo que está pasando en este preciso momento. No dediques mucho tiempo en lo que pudo o puede llegar a ser, esto requiere práctica pero te aseguro que es esencial.
Realizar prácticas conscientes como integración somática o Yin Yoga, te ayudarán a pasos agigantados a conectar con tu propósito de reducir el ritmo y de atender a lo realmente importante.
Desconecta para conectar: Suelta el móvil de vez en cuando, no revises constantemente tus mensajes o correos, puedes empezar por apagar los dispositivos a la hora de comer o cuando va llegando la noche, te irás acostumbrando y las personas que esperan tu respuesta entenderán que en esos momentos ya no te encuentras operativo.
Relaciones de calidad . Cuando pases tiempo con amigos, familiares o colegas, trata de estar, de escucharles, deja el móvil en el bolso y prioriza la conversación, disfrútala y no estés habitando tu mente constantemente pensando en todo lo que debes hacer, emplea una escucha y una actitud relajada donde ese tiempo sea valioso para las dos partes.
Sal afuera: De la casa al trabajo, del trabajo al coche, del coche al centro comercial y así un largo etcétera, para más inri cuando sales afuera tienes el móvil en la mano… Haz deporte al aire libre, siéntate en un banco conectando con los sentidos, con el sol calentando y nutriendo tu piel, con el aire acariciándote o sólo observando el paisaje. Respira ese momento y recarga tu energía, conectaras rápidamente con tu presencia…
Levántate antes . En lugar de salir corriendo de la cama a tus quehaceres, trata de darte un momento para agradecer tu día, haz algunos estiramientos y siente como tu respiración despierta tus tejidos. Saborea el té o el café y empieza tu día dejando tiempo y espacio para no llegar con agobios y por lo tanto en modo estrés, a tu trabajo o a tu cita.
Conduce más lento . Si sales con tiempo de casa, las prisas se desvanecen, puedes apreciar el entorno, disfrutar de una buena playlist que te guste además de ahorrar bastante en gasolina…
Cuando hagas algo, hazlo. Si estás lavando los platos, no pienses en querer acabar para empezar otra cosa, o cuando te laves los dientes no te pongas a tender la colada, deja espacio a cada situación, usa los sentidos y las sensaciones, como por ejemplo sentir el agua en tus manos, o mirarte al espejo dejando que el cepillo masajee bien tus dientes.
Respira y siente tu cuerpo. Cuando veas que la mente va demasiado rápido y la ansiedad te embriaga…¡párate en seco!, tócate las manos y la cara mientras realizas respiraciones funcionales, tu cerebro activará el “modo presencia” y te tomará solo un par de minutos.
Sino hazlo en este momento y sabrás a lo que me refiero.